Las grasas poliinsaturadas presentes en el aceite de oliva virgen extra protegen la salud cardiovascular. Hay numerosos estudios científiucos que avalan esta afirmación, como el que realizó la Universidad de Córdoba, que señalaba que el consumo regular de aceite de oliva virgen extra presenta un efecto protector contra diversas enfermedades y que reduce el riesgo cardiovascular que provoca el envejecimiento.
Según un estudio realizado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, publicado en el Journal of Alzheimer Disease, los alimentos ricos en polifenoles como el aceite de oliva virgen extra o las nueces contribuyen a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzhe
Una investigación publicada en la revista Grasas y Aceites, realizada por científicos de la Universidad de Jaén, apunta, por su parte, que el consumo de dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día refuerzan el sistema inmune, ya que contribuye a la reducción de la capacidad inflamatoria propia de algunas enfermedades crónicas.
Al reducir la motilidad gástrica, el consumo de aceite de oliva virgen extra ayuda a mitigar el peso del contenido gástrico desde el estómago hasta el duodeno, cosa que favorece tanto la digestión como la absorción de nutrientes en en intestino.
El aceite de oliva virgen extra es tan versátil que lo podemos utilizar de las más diversas maneras: en crudo, en ensaladas verduras o, simplemente, sobre un buen pan; para frituras, para horno, en guisos, en cremas de verdurdas, en repostería e incluso, si somos atrevidos, podemos añadir un chorrito a nuestro smoothie preferido. Le dará un toque de sabor y de sofisticación.
Por si todo lo anterior fuera poco, cabe destacar que el aceite de oliva virgen extra es una inyección de vitaminas de los grupos A, D, E y K, todas ellas fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.
El consumo de aceite de oliva virgen extra, y más si es en el marco de una dieta mediterránea rica en frutas, verduras y fibra, ayuda a combatir el estreñimiento, gracias a que se impregna en las paredes de los intestinos haciendo que el bolo alimenticio circule mejor.
El aceite de oliva virgen extra es un buen antídoto contra diversas bacterias, como es el caso de la Helicobacter pylori. Las investigaciones señalan que el aceite puede ser eficaz hasta con ocho cepas de esta bacteria, que en muchas ocasiones es resistente a los antibióticos.
Dicho todo lo anterior, lo cierto es que el principal motivo para consumir a diario esta joya de la dieta mediterráneo es su sabor, delicado y frutal, con numerosos aromas y matices diferentes en función de la variedad y tipología de aceite escogidos. Cualquier plato gana con un chorro de aceite de oliva virgen extra por encima, al tiempo que lo hace nuestra salud. ¿Se puede pedir más?